Monday 20 August 2012

Culpables y Coincidencias

"Las vueltas que da la vida" frase manida donde las haya, que usamos como coletilla cuando se dan coincidencias que nos sorprenden y que parece es la frase que gobierna mi vida. 

La culpa la tienen unas sandalias de Gucci. Porque si hay que echarle la culpa a unos zapatos, por lo menos que sean algo memorable, claro. Taconearon conmigo en Bilbao, un baile sola, divertido, algo extraño ya que coincidía con una época algo extraña, y me llevaron de vuelta sobre ellos, acompañando con el taconeo el rumor de las risas de madrugada. Fueron motivo de conversación y ellos no lo sabían. Son zapatos al fin y al cabo, no tienen que saberlo todo. Y volvieron a su bolsa de seda. Esperaron allí un año. 

No son sandalias propias de San Fermín, pero el 7 de Julio volvieron a salir de la bolsa que los guardaba y, esta vez, taconearon conmigo en Valencia, un baile a deux, especial, único, mágico, compartiendo la felicidad de una de las personas que más quiero en este mundo en aquel día tan especial, pero esta vez no me llevaron de vuelta sobre ellos, las horas y los excesos de taconeo acabaron conmigo y, las vueltas que da la vida, el protagonista de la conversación del año anterior, alguien que había preguntado acerca de ellos, sin que ellos lo supieran porque ya sabemos que son zapatos y no tienen que saberlo todo, los llevó en su mano mientras que, con la otra, acompañaba mi caminar descalzo. 

Las vueltas que da la vida. Y que siga girando






Thursday 22 September 2011

Cumpleanys sona raro :)

Def. 
Un número primo es un número natural mayor que 1, que tiene únicamente dos divisores distintos: él mismo y el 1. 

Y así me planto yo en los 33. Qué año éste...

Me he despertado en modo Beatles, será la edad? Y mientras los escucho sentada en una silla que no es la mía, pero en la que me siento como en casa, echo la vista atrás y repaso las fotografías mentales de los últimos meses, sonrío. 

Cambié de ciudad, me moría de miedo, llamé a Meri desde Bilbao dos días antes de irme y rompí a llorar mientras hablaba con ella porque no me quería ir, no quería romper con los lazos que me ataban a la ciudad condal, pero me fui y fue la mejor decisión que he tomado en los últimos años. Ahora lo sé.

Cambié de trabajo, qué digo de trabajo, antes trabajaba, ahora vivo mi pasión, aprendo cada día y me pagan por ello, con lo que definitivamente no se puede ser más afortunada al respecto. Encontré, o me encontraron no sé bien, unas personas fantásticas a las que reconozco bajo el hashtag #tecerianos que confiaron en mí y me ofrecieron una oportunidad única por la que siempre les voy a estar agradecida. No han pasado 3 meses desde ese momento y los siento en mi piel, son parte de mi vida, son familia y me llena de orgullo formar parte de ese equipo. 

Cambié de vida, rompí con lo que aquí me ataba, solté amarras con lágrimas en los ojos y puse rumbo a no sé dónde, pero salí al mar. Y volví fortalecida a un puerto que conozco bien y en el que me siento segura a pesar del miedo que a veces hace acto de presencia. Frustración o Fracaso? 

A pesar de los cambios, que todos han sumado en mi vida, hay cosas que nunca podrán cambiar y es que los míos, mi familia que no es sólo de sangre y lo sabéis bien los que ahí estáis, sigue conmigo y su amor me envuelve ahora que estoy en Barcelona, y cada día, cuando estoy lejos. 

Y hoy, desde casa, desde la ciudad que me vio nacer hace 33 años, echo la vista atrás, miro a los seres peludos que me observan mientras tecleo, y sonrío. 

pues que vivan los cambios 
#33


Monday 12 September 2011

Tuesday 28 June 2011

Diferentes tipos de memoria

Hace unos días, puede que algunas semanas, vi una campaña online con un copy que me encantó. Decía algo así:

"Cada vez que duermes, tu mente deshecha aquello que no considera digno de ser conservado. El 99% de tu vida nunca habrá sucedido.
Sin embargo, cuando algo te acelera el pulso y hace que te frotes los ojos, tu cerebro comprende su enorme valor. Es consciente de que ha asistido a una experiencia única. Y la atesora para siempre como un recuerdo. 
Nuestra naturaleza se niega a que esos momentos sean sólo momentos. Tal vez ésa sea la razón por la que recordamos. Para poder vivirlos de nuevo"

Se me acelera el pulso con facilidad, debe ser culpa de la intensidad con la que vivo mi vida y siento mis emociones, me rasco los ojos a menudo y duermo poco, suficientemente poco como para que mi mente no tenga tiempo de eliminar cosas que ella, unilateralmente, considera indignas de conservar, y recuerdo muchas cosas, muchísimas.

Pero muchas de ellas no quiero revivirlas. Si las tengo que revivir es porque se quedaron en el pasado y no hemos seguido caminos paralelos que nos hayan llevado a un presente común en el que no existe la necesidad de revivirlas. Aquí, en este presente, reside el lujo de poder vivir cosas nuevas que alimentan las ya vividas, de seguir sumando, de crecer con los que estaban y sumar con los que han llegado, de aprender, de equivocarte, de caer y volverte a levantar una vez más, de seguir sintiendo el Sol sobre la piel, aunque a veces nos queme, de creer, de respirar, de sentir, de compartir, de VIVIR, de no tener miedo, de sentir que el 99% de mi vida, sí que ha existido.

Me gusta rascarme los ojos, pero mi cerebro no necesita esa señal para comprender el enorme valor de algunos momentos. Creo que en mi caso, esos momentos únicos los gestiona mi corazón, los siente mi piel y sobre ella se quedan marcadas como señales del tiempo.

#intensidad

Monday 23 May 2011

Jornada de reflexión

Soy persona de música, de canciones, de recuerdos, de momentos felices vividos, llorados con pesar o compartidos con personas que te importan y que siempre, en mi imaginario, quedan vinculados a una canción. Los Hombres G "no soportan a las niñas que todas las canciones les recuerdan algo", pero teniendo en cuenta que, en mi caso, no son todas las canciones, que a los 32 lo de ser una niña ha quedado ya algo alejado, y que soy muy fan desde hace muchos años, espero no me lo tengan en cuenta. 

Hay una canción de Aute que está presente en mi vida desde ni me acuerdo....sé que la descubrí un domingo de sol en un coche, sé que era una jovencita que aún no podía votar, sé que estaba Joel a mi lado y que la oimos 800 veces con la emoción a flor de piel. El sol se fue, yo crecí, el domingo dio paso a muchos otros domingos y nuestras vidas siguieron caminos diferentes, pero Sin tu latido, se quedó conmigo para siempre. 

Después de un fin de semana tan maravilloso, el sábado, como terrible, el domingo, tan lleno de risas, de incomprensión, de alegría, de dolor, de cariño, de lágrimas, de amor y de miedo, he llegado a una lección que aprendí de Aute hace muchos años, y no, no es que no pueda vivir sin tu latido, que puedo aunque no sé si quiero, es que, como dice la última frase de la canción "lo que me pasa es que este mundo no lo entiendo".

No entiendo los ritmos, los escenarios, los miedos que paralizan vidas, los bloqueos, el pudor emocional y la falta de pudor físico, el no sabemos lo que somos ni sabemos lo que queremos, el pánico a las etiquetas que sólo existen en las revistas y poco tienen que ver con la vida real, el te quiero pero sin dejarme llevar, las apariencias, la necesidad autoimpuesta de ser aparentemente fuertes y sobreactuadamente seguros, el miedo a sentir, el miedo a fracasar, el miedo a vivir, el miedo a amar y dejar que te amen, el puto miedo que es nuestro peor enemigo y juega a nosotros con trampas de las que siempre sale vencedor. No lo entiendo. 

Hoy estoy de listas. No sé cómo enlazar tantas cosas en una frase.

  Y creo que si supiera, serían nuevos malentendidos

Monday 11 April 2011

Trotando y rodando

Correr es una de esas cosas que hacía y dejé de hacer. Podría argumentar mil razones, y siendo como soy me las creería todas, pero la realidad es que estoy convencida que cuando una persona deja de hacer algo es porque así lo decide, y atribuirlo a causas externas me suena a escurrir el bulto y/o a buscar excusas de mal pagador. I això si que no.

Yo corría. Y dejé de correr. 
Yo corría. Y ayer volví a correr.

Y no podía hacerlo como las personas normales (sea la normalidad lo que quiera ser), no, yo tenía que volver a correr en una carrera, que condiciona absolutamente tu ritmo; por la calle, cuando siempre he corrido en cinta; al sol, cuando en el DIR hay aire acondicionado y sombra; con desnivel, cuando en máquina todo es bien llano; habiendo gintoniqueado hasta las tantas la noche anterior, cuando sé que metabolizo fatal el alcohol; y con amigos más en forma que yo, cuando estar en mejor forma que yo roza el ridículo de la dificultad. Pero así soy yo, ayer era la Cursa del Bombers y quién dijo miedo? 

Amaneció un domingo radiante, desayuné como y cuando tocaba y a las 9, nerviosa y emocionada, no sé si por la falta de descanso, la repentina consciencia de mi inconsciencia o por ver tanta camiseta amarillo fosforito muy chillón a mi alrededor, estaba como un clavo en Arc de Triomf.

Decir que la acabé dentro del tiempo marcado me hace sentir francamente orgullosa de mí misma, pero en esta vida hay que ser justo y coherente, y confieso que en el kilómetro 4.5 yo iba a abandonar. Había forzado mi trote, había perdido a las personas que corrían conmigo y no me veía capaz de enfrentarme a los 6 kilómetros y medio que tenía por delante.

Mientras pensaba en buscar el momento en el que salir del circuito de forma discreta y sin llamar la atención de las asistencias, oí a un grupo que trotaba detrás, gritar mi nombre. Girarme y ver a mis amigos de Lleida, unos espartanos que corren largas distancias en tiempos impresionantes, allí detrás, me dio aliento para seguir con ellos, o mejor dicho, ellos conmigo, y durante más de 6 kilómetros, Sergi, Pauli, Joan y Cristina, trotaron a mi lado, me empujaron cuando paraba, me dieron agua cuando no podía más y con sus gritos, bromas y cariño, no me dejaron sola ni un momento, sin importarles sus tiempos.

No tengo palabras para describir lo que significó para mí reencontrarme a Oriol y Carlos en el 7, a los que había perdido en el 4.5, encontrar a Alex y poder abrazarnos en el 8 o ver que Núria, en jeans y lesionada!, se unía a trotar a mi lado del 9 al 10. No es que no las tenga, es que no hay palabras.

Cruzar la meta, abrazarnos sin importar el dolor, el sudor y lo mal que lo habíamos pasado y sentir dentro de mí que, en palabras de Oriol "En dies com avui te n'adones que el món no gira sol, el fa girar un munt de bona gent".  

I que segueixi girant, si us plau

Tuesday 13 July 2010

Faneando, que es gerundio

A pesar de saber que, aunque éste es un blog algo dejado por su creadora, en él sólo se habla de "yo, mi, me, conmigo", llegan un buen día, y me lanzan un même: Yo soy fan de.

He revisado los estatutos del blog, redactados, votados en referéndum y aprobados por aquí una servidora, y he encontrado un escape por el que puedo aceptar hacer el même y seguir con el enfoque egocentrista que carateriza esta bitácora: Y es que trata de ser fan yo, fan de marcas que uso en mi día a día desde hace ni se sabe de tiempo, así que a por ello!

Yo confieso que soy fan de muchas cosas. Yo confieso que soy (muy, muy, muy) marquista. Y con esas confesiones, me hacen elegir sólo 4? Mundo cruel XD

Soy fan de Cacaolat; más fan de Cacaolat de lo que todos los que han hecho este même lo son de cualquier otra marca. Tengo 32 años y no creo que nunca haya pasado más de 2 semanas seguidas sin tomar un Cacaolat. Mi padre se ha dedicado siempre al negocio de la restauración y eso me permitía tener acceso a Cacaolat en botella de vidrio, que es EL Cacaolat por definición; cuando se jubiló, en pleno arranque de frikismo, envié una carta a Letona pidiendo por favor que comercializaran ese envase y no me hicieran caer en el envase de plástico después de tantos años. No, no me hicieron caso, pero a pesar de ello, sigo siendo compradora y consumidora de Cacaolat a diario. Y sólo lo acepto frío, sin importar la fecha del calendario.

Soy fan de Krispies de Kelloggs. No Smacks, no Corn Flakes, no nada de nada, Krispies, de los de toda la vida, de los que en España dan nombre a los cereales de la mañana. Y vuelvo a hacer referencia a los años, pero es que recuerdo una caja de Krispies en todos los desayunos de mi infancia en casa de mis padres, y siguen estando en mis desayunos de hoy en día; la misma caja azul con los 3 muñecos, que me tomo de la única manera posible: con Cacaolat bien frío.

Soy fan de las braguitas y los tangas de Calvin Klein. En el cajón de mi ropa interior no hay nada más que prendas de esa marca desde hace muchos años. Esnobismo? No, porque podría usar de La Perla y sería muchísimo más posh, pero entonces no serían de algodón, que es lo único que uso en ropa interior, tendría que probármelos al ir a comprar, tendría que pensar en los colores que tengo...un perezón! La compra de ropa interior gracias a Calvin Klein se convierte en un puro trámite: necesito braguitas, voy al Corte Inglés, cojo un paquete de los básicos de cada año, talla S, sólo hay 3 únicos colores (aunque este año han incorporado el rosa!) y pá casa.

Soy fan de Iphone, más concretamente de whatsapp, soy absolutamente adicta a ese trasto y es que la comodidad de tener a alguien a un chat de distancia en todo momento sin importar el lugar del mundo donde estés, no tiene precio. Eso es comunicación y valor añadido, y lo demás son tonterías.

Me siento algo rara dejando el post así, si sólo pudiera llevarme a una isla desierta las 4 cosas de las que más fan soy, estaría bien alimentada y comunicadísima, pero iría medio en bolas! :)

Tuesday 25 May 2010

Brindis en la terraza

Hace unos meses, y ya no me dan los dedos para contarlos, descubrí gracias a twitter un evento que se realiza en Barcelona una vez al mes: Cava&Twitts.

Ese evento me ha permitido conocer a personas a las que quiero mucho, desvirtualizar a amigos y gente muy interesante a los que he tomado un profundo cariño, y me ha permitido aprender, aprender muchísimo de cosas de las que ayer no sabía nada, hoy sé un poquito y mañana espero saber muchísimo más.

Hoy es una fecha especial para Cava&Twitts, es la 18a edición, su puesta de largo!, y para mí, la 1a edición, el baile de debutantes!

Voy de negro, pero en el fondo de mi bolso se esconden los zapatos de princesa. Y cuando todo acabe, y a las 12, suenen las campanadas y abra los ojos no tendré miedo, habré twitteado un evento en el que capitaneará Marc a dos grandes de la moda española, habré estado en la terraza del B hotel estrenando la temporada, habré brindado con un cava nuevo a pesar de no beber cava, me habré reido y hablado con conocidos y desconocidos y seguiré siendo feliz. 

Y mis zapatos, por supuesto, los dos!, seguirán conmigo.


Cenicienta moderna ;-)

Tuesday 18 May 2010

Volver a estornudar

¿Por qué dejar abandonado algo que me gusta tanto? ¿Por qué olvidar un sitio que sabe tantas cosas de mi vida?

Prometí volver. Mentí.
Intenté prometer que volvía. Mentí.

Es primavera, y a pesar del polen, las alergias y de mí misma, se han acabado las promesas. Y las mentiras.


a la tercera va la vencida, no? ;)

Monday 21 December 2009

Todo lo demás es prestado

Como cada año por estas fechas, y siendo Virgo como soy, llevo semanas preparando listados de regalos, organizando agendas, pensando la combinación de colores de los papeles que envolverán los regalos que estarán bajo el árbol de casa y dando vueltas por tiendas off y online buscando las cosas materiales que sé que pueden hacer felices a mis seres queridos.

Me he recorrido Paseo de Gracia arriba y abajo mil veces entrando y saliendo de todas sus tiendas, pero sólo hay una este año que para mí sea digna de mención.
Es un pequeño local, si apenas 15 metros cuadrados, con un escaparate discreto y personas muy amables atendiendo en él. Está en Paseo de Gracia, pero no comparte nada con ninguna de sus tiendas vecinas porque allí se vende algo que no tiene precio y vale más que cualquier otras cosa que se pueda comprar.

Todo lo demás es prestado, es el nombre bajo el que se agrupan una tienda, un grupo de facebook, un proyecto maravilloso y, sobretodo, toneladas de ilusión, amor y ganas de hacer bien las cosas.

El viernes nos acercamos hasta allí, a pesar del frío que hacía en la ciudad condal para ir en moto, con dos sonrisas que se intuían desde debajo de nuestras bufandas, y salimos de la tienda cargados con 5 cajas de Besos, Abrazos, Mimos y Te Quieros, emocionados como niños pequeños.

El viernes mi madre recibió su millón de besos y las lágrimas asomaron en sus ojos, este miércoles, en nuestra Navidad privada, espero con ansia para abrir ese Kilo de Te Quiero que me espera bajo el árbol y me hace tan feliz, y el 25 por la noche, unos kilómetros más hacia el sur y bajo un árbol distinto, habrá 3 cajas de amor deseando que sus dueñas las abran y se emocionen tanto como nosotros cuando las compramos.

Lo más importante, espero que el día de Navidad podamos oir todos las risas de los niños pequeños desde Sant Joan de Déu, sin importar en que lugar estemos.


felices fiestas!

Tuesday 20 October 2009

El viajero pasivo

Cada mañana nos encontrábamos en el mismo sitio. Yo entraba en el quiosco de la estación con un café en la mano a recoger el periódico del día, él siempre estaba de espaldas a la puerta haciendo girar el expositor de las postales.

No sé cuanto tiempo tardé en darme cuenta que formaba parte de la rutina de mis mañanas, quizás cuando yo lo vi ya llevaba allí semanas, quizás llegó el mismo día que le vi, pero desde el primer momento, pasó a formar parte de mi vida.

Mientras esperaba en la cola para pagar mi periódico, le miraba de reojo y oía el crujido del expositor al girar. Varias vueltas suaves, tranquilas, observando fotografías de ciudades que igual nunca antes habían visto sus ojos, acariciándolas con sumo cuidado antes de decidirse por una. Siempre una. Siempre la misma. Siempre París.

Con su postal en la mano, su sombrero borsalino y una pequeña maleta negra se encaminaba hacia los andenes, esos en los que paran los trenes de larga distancia y, contrastando con el ruido y movimiento que siempre se daba en los mismos, se sentaba en silencio en un banco, aferrado a su postal y a su billete, con la maleta entre las piernas, a esperar.

Cada mañana el mismo ritual, su postal, su billete, su silencio y su espera. Y mi cariño por ese ser antes desconocido, pero parte de mí desde hacía meses, iba creciendo, junto con la curiosidad por su espera.

"Espero porque tengo miedo", me dijo la primera vez que me acerqué a él. Miedo a qué?, fue lo único que se me ocurrió preguntarle...

Estuvo en París unos meses y se enamoró de la ciudad, de sus gentes, sus olores, sus palabras, y sus costumbres, pero la mala suerte coincidió con él en la Capital del Sena y vivió allí un tiempo de revolución. Donde las palabras bonitas vivían, se instalaron los desaires, donde el silencio era paz, llegaron los gritos y la guerra, donde se había sentido en casa, llegó a sentirse un extraño sin hogar. Y regresó.

Pasó el tiempo y su amor por París estaba intacto, es lo que pasa con los grandes amores, que son eternos, pero su miedo a los gritos, los desaires y la sensación de no tener hogar que había sentido, era cada día mayor. Contra ese miedo luchaba el amor, y por eso, como si de un viejo ritual mágico y de tributo se tratara, cada mañana recogía su maleta, compraba su billete, elegía su postal y se sentaba en su andén a esperar. Allí pasaba las horas, hasta que su tren cerraba las puertas, momento en el que él enjugaba sus lágrimas, y le veía partir. Un día tras otro.

Cuando acabé de hablar con él, era yo la que enjugaba mis lágrimas y sufría por ese amor tan grande, por esas oportunidades aún posibles y por ese miedo paralizante que no le dejaba avanzar. Intercambiamos direcciones, algo tan antiguo y nostálgico como su ritual y nos despedimos.

Al poco tiempo, mi ruta cambió, dejé de ir a esa estación y no volví a saber del caballero con maleta negra y sombrero borsalino que una mañana tras otra esperaba en el andén con una postal de París en las manos.

Cada mañana, desde aquel día, al salir de casa por las mañanas, miro el buzón, esperando una postal sellada en la Ciudad de la Luz que diga: "Vaig ser més fort que la por, vaig lluitar pel que volia."

y la seguiré esperando.